En primer lugar, quiero dejar claro una cosa: me encantan las películas de superhéroes, pero soy una ignorante en lo que respecta a los cómics en los que se basan. Salvo los cómics de El Fantasma, uno de los superhéroes menos conocidos en Europa, apenas he leído algunos de X-Men y Spider-Man. Siendo como soy, si hubiese nacido en América (los superhéroes son a la cultura americana lo que Zeus y compañía eran a los griegos, una mitología cultural que se ha extendido desde su lugar de origen al resto de civilizaciones que comparten su cultura e influencia), seguramente hubiese leído muchos cómics más, pero como la realidad es muy distinta, he de conformarme con las películas, las series y los pócos volúmenes de comic americano de la biblioteca pública local.
A pesar de esta ignorancia, si sé que prácticamente todos los superhéroes que desde hace más o menos una década inundan nuestras pantallas tienen dos orígenes: Marvel Comics, fundada como Timely Comic en 1939 y que no se llamó Marvel Comics hasta 1961, cuando editó la primera aventura de Los 4 Fantásticos; o DC Comics, que nació domo National Allied Publications en 1934 y que no adoptó definitivamente su nombre actual hasta 1977. Actualmente, ambas compañías dominan el 80% del mercado del cómic americano.
Las historias de ambas compañías –como la de cualquier dúo de compañías rivales en un mismo terreno– están llenas de paralelismos. Los años 30 ven nacer el tipo de superhéroe que daría lugar al superhéroe 'clásico': las mallas y antifaces introducidas por el Fantasma en 1936 se convertirían en el atuendo de base del superhéroe; las identidades secretas, personajes heróicos y atleticos. Ambas compañía vivien sus primeros días de gloria en la década de los 40 y la primera mitad de los 50, con personajes como Spider-Man, la Patrulla X (como se conoció en España a los X-Men hasta la llegada de las películas), Hulk o Capitán América en Marvel o Superman, Batman, Wonder Woman, Linterna Verde, Joker o Catwoman en DC. La década de los 50 ve decaer el interés del público por los superhéroes, lo que lleva a ambas compañías a re-imaginar algunos de los personajes y a innovar introduciendo historias en las que varios personajes se unen para luchar juntos contra el mal. Así nacen grupos de superhéroes como la Liga de la Justicia en DC, a la que Marvel responde con los 4 Fantásticos.
Si hasta ahora el recorrido de ambas compañías había sido más o menos paralelo, en los 80, DC gana terreno a Marvel introduciendo historias de temática más oscura y héroes más complejos, incluso antihéroes, como en Watchmen, de Alan Moore, o la serie Batman: el Caballero Negro Regresa, de Frank Miller. A partir de los 90, tanto Marvel como luego DC deciden emprender varias campañas de reboots y creación de nuevos universos para dar una nueva vida a sus personajes de siempre e introducirlos a un nuevo público. Como es de esperar, una gran parte del negocio se hace a través de productos derivados, ya sean series, películas, videojuegos o parques temáticos. Ambas compañías se lanzan al mercado digital de cómics. La rivalidad entre ambas se extenderá al dominio cinematográfico, puesto que en 2009 The Walt Disney Company adquiere Marvel y DC pasa a formar parte definitivamente de la rival directa de Disney, la Time Warner (a quien pertenece Warner Bros.).
Aunque haya habido series y películas de superhéroes de cómic desde los años 40 y 50, no hay duda de que, desde que se estrenara X-Men en 2000, los superhéroes han ido ganando el pulso al mercado y se han convertido en uno de los géneros de cine más populares y rentables del cine actual, como se puede ver en este infográfico. Empezaron a llegar a la gran pantalla de puntillas y parecen haberse instalado para largo. Una de las razones del éxito, creo, es que en Hollywood se han dado cuenta de que blockbuster, entretenimiento y buenas películas e historias no son incompatibles, lo que ha sacado al género de superhéroes del regsitro de serie B. No todo han sido éxitos, claro está, y ahí están El Fantasma, Daredevil, Catwoman o la más reciente Green Lantern para demostrarlo.
Los primeros héroes que dieron el salto a la pantalla fueron –como es lógico– los más populares. Series animadas de Spiderman o Batman y la famosa Lois y Clark, las nuevas aventuras de Superman han poblado nuestra televisión durante bastante tiempo. También fueron de los primeros personajes a protagonizar largometrajes de éxito, como la ya mítica Superman de Christopher Reeve en 1978 o las múltiples adaptaciones de Batman a lo largo de los 80 y 90. Tras los X-Men llegó la trilogía de Spiderman (cuya segunda parte me parece una de las mejores películas del género), y luego, poco a poco, Hollywood se aventuró con héroes menos carismáticos o conocidos (al menos fuera de América), como Hulk, Iron Man o Thor, hasta llegar a esa mega producción y gran éxito, además de película muy entretenida, que fue el blockbuster de 2012: Los Vengadores, dirigida por Joss Whedon. Mientras Marvel no paraba de encadenar éxitos, las adaptaciones de superhéroes provenientes de DC resultaban algo menos prometedoras… hasta la llegada de Christopher Nolan y su trilogía sobre Batman, que se metió en el bolsillo al público y a la crítica. En esta última década hemos visto como, al igual que en los cómics, los estudios han decidido retomar personajes para darles una ire nuevo, inspirándose de los diferentes universos de los cómics, como el caso de The Amazing Spider-Man, 'reboot' del personaje apenas diez años después de la primera película de la trilogía de Sam Raimi.
La competencia entre Marvel y DC se ha trasladado a Hollywood a través de los estudios a los que cada compañía pertenece. Tras el éxito de Los Vengadores, la Warner se ha dado cuenta de que no es imposible (lo parecía al principio) reunir a varios superhéroes importantes (y a varios actores importantes, con los gastos que eso pueda suponer) en una misma película y que salga bien, así que están trabajando en una película sobre la Liga de la Justicia, además de dar los últimos toques al próximo 'reboot' de Superman. Marvel trabaja en las segundas y terceras partes de varios de sus éxitos y prepara la película sobre los Guardianes de la Galaxia. Pero aunque la competencia sea buena en cuanto a que estimula la producción y la superación de calidad, los enfrentamientos entre estudios y la propuedad de derechos de adaptación de personajes han dado lugar a desviaciones del canon, como el hecho de que Spiderman (cuyos derechos pertenecen a Sony) puede que no se una a los Vengadores (lo hace en los cómics); o que Lobezno, que en los cómics forma parte de la patrulla que acompaña al Capitán América en sus viajes por Europa persiguiendo a Red Skull, no aparezca en la película, puesto que los derechos de todos los X-Men están en manos de la Fox.
Paradójicamente, ahora que los superhéroes triunfan en el cine, en la pequeña pantalla están de capa caída. A parte del éxito de Smalville, que consiguió mantenerse en antena durante diez temporadas, las adaptaciones directas de superhéroes de cómic no parecen tener éxito en la televisión, como muestra el ejemplo de la cancelación de Wonder Woman sin tan siquiera emitir el episodio piloto. Esta tendencia parece estar empezando a cambiar con el relativo éxito de Arrow, que adapta las aventuras de Oliver Queen, aka la Flecha Verde y que parece estar cuajando de forma lenta pero segura, con un tono que recuerda al Batman de Nolan, y, sobre todo, con la llegada en los próximos meses de S.H.I.E.L.D., spin-off de Los Vengadores, de la mano de Joss Whedon (que cuenta con más experiencia en la televisión que en el cine) y que los fans de la película y del director (entre los que me encuentro) esperamos como agua de mayo.
Los cómics han sido fuente de otras historias en las que no hay superhéroes, como Men in Black o 300, por no citar que dos ejemplos; y hay películas de superhéroes que no se inspiran en ningún cómic, como esa pequeña joya de Pixar, Los Increíbles, que –con permiso de Nolan– yo considero lo mejor que se ha hecho en el tema de los superhéroes en la pequeña o gran pantalla. Pero lo que queda muy claro es que la influencia del cómic americano no es algo nuevo, aunque ahora esté más de moda. Los 'supers' ha estado presente en nuestras vidas televisivas desde hace mucho y parece que aún nos acompañarán durante largo rato. Sean bienvenidos y recuerden eso que dijo Edna Mode: No capes!
Aunque haya habido series y películas de superhéroes de cómic desde los años 40 y 50, no hay duda de que, desde que se estrenara X-Men en 2000, los superhéroes han ido ganando el pulso al mercado y se han convertido en uno de los géneros de cine más populares y rentables del cine actual, como se puede ver en este infográfico. Empezaron a llegar a la gran pantalla de puntillas y parecen haberse instalado para largo. Una de las razones del éxito, creo, es que en Hollywood se han dado cuenta de que blockbuster, entretenimiento y buenas películas e historias no son incompatibles, lo que ha sacado al género de superhéroes del regsitro de serie B. No todo han sido éxitos, claro está, y ahí están El Fantasma, Daredevil, Catwoman o la más reciente Green Lantern para demostrarlo.
Los primeros héroes que dieron el salto a la pantalla fueron –como es lógico– los más populares. Series animadas de Spiderman o Batman y la famosa Lois y Clark, las nuevas aventuras de Superman han poblado nuestra televisión durante bastante tiempo. También fueron de los primeros personajes a protagonizar largometrajes de éxito, como la ya mítica Superman de Christopher Reeve en 1978 o las múltiples adaptaciones de Batman a lo largo de los 80 y 90. Tras los X-Men llegó la trilogía de Spiderman (cuya segunda parte me parece una de las mejores películas del género), y luego, poco a poco, Hollywood se aventuró con héroes menos carismáticos o conocidos (al menos fuera de América), como Hulk, Iron Man o Thor, hasta llegar a esa mega producción y gran éxito, además de película muy entretenida, que fue el blockbuster de 2012: Los Vengadores, dirigida por Joss Whedon. Mientras Marvel no paraba de encadenar éxitos, las adaptaciones de superhéroes provenientes de DC resultaban algo menos prometedoras… hasta la llegada de Christopher Nolan y su trilogía sobre Batman, que se metió en el bolsillo al público y a la crítica. En esta última década hemos visto como, al igual que en los cómics, los estudios han decidido retomar personajes para darles una ire nuevo, inspirándose de los diferentes universos de los cómics, como el caso de The Amazing Spider-Man, 'reboot' del personaje apenas diez años después de la primera película de la trilogía de Sam Raimi.
La competencia entre Marvel y DC se ha trasladado a Hollywood a través de los estudios a los que cada compañía pertenece. Tras el éxito de Los Vengadores, la Warner se ha dado cuenta de que no es imposible (lo parecía al principio) reunir a varios superhéroes importantes (y a varios actores importantes, con los gastos que eso pueda suponer) en una misma película y que salga bien, así que están trabajando en una película sobre la Liga de la Justicia, además de dar los últimos toques al próximo 'reboot' de Superman. Marvel trabaja en las segundas y terceras partes de varios de sus éxitos y prepara la película sobre los Guardianes de la Galaxia. Pero aunque la competencia sea buena en cuanto a que estimula la producción y la superación de calidad, los enfrentamientos entre estudios y la propuedad de derechos de adaptación de personajes han dado lugar a desviaciones del canon, como el hecho de que Spiderman (cuyos derechos pertenecen a Sony) puede que no se una a los Vengadores (lo hace en los cómics); o que Lobezno, que en los cómics forma parte de la patrulla que acompaña al Capitán América en sus viajes por Europa persiguiendo a Red Skull, no aparezca en la película, puesto que los derechos de todos los X-Men están en manos de la Fox.
Paradójicamente, ahora que los superhéroes triunfan en el cine, en la pequeña pantalla están de capa caída. A parte del éxito de Smalville, que consiguió mantenerse en antena durante diez temporadas, las adaptaciones directas de superhéroes de cómic no parecen tener éxito en la televisión, como muestra el ejemplo de la cancelación de Wonder Woman sin tan siquiera emitir el episodio piloto. Esta tendencia parece estar empezando a cambiar con el relativo éxito de Arrow, que adapta las aventuras de Oliver Queen, aka la Flecha Verde y que parece estar cuajando de forma lenta pero segura, con un tono que recuerda al Batman de Nolan, y, sobre todo, con la llegada en los próximos meses de S.H.I.E.L.D., spin-off de Los Vengadores, de la mano de Joss Whedon (que cuenta con más experiencia en la televisión que en el cine) y que los fans de la película y del director (entre los que me encuentro) esperamos como agua de mayo.
Los cómics han sido fuente de otras historias en las que no hay superhéroes, como Men in Black o 300, por no citar que dos ejemplos; y hay películas de superhéroes que no se inspiran en ningún cómic, como esa pequeña joya de Pixar, Los Increíbles, que –con permiso de Nolan– yo considero lo mejor que se ha hecho en el tema de los superhéroes en la pequeña o gran pantalla. Pero lo que queda muy claro es que la influencia del cómic americano no es algo nuevo, aunque ahora esté más de moda. Los 'supers' ha estado presente en nuestras vidas televisivas desde hace mucho y parece que aún nos acompañarán durante largo rato. Sean bienvenidos y recuerden eso que dijo Edna Mode: No capes!
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