Título: Historias mínimas
Director: Carlos Sorin
Intérpretes: Javier Lombardo, Antonio Benedicti, Javiera Bravo
Sinopsis: A miles de kilómetros al sur de Buenos Aires, tres personajes viajan por las solitarias rutas de la Patagonia. Don Justo, un anciano de ochenta años, que se ha escapado de casa para buscar a su perro desaparecido desde hace tiempo. Roberto, un viajante de comercio de cuarenta años, lleva en su viejo coche una tarta de crema para el cumpleaños del hijo de la joven viuda de uno de sus clientes. Ese mismo día María Flores, una joven de 25 años, viaja con su hija en autobús siguiendo la misma ruta.
Una historia en la Patagonia, esa zona desértica de Argentina. Tres
personajes que viajan por ella en una misma dirección, San Julián, pero cada
uno por un motivo diferente. Tres historias mínimas y sencillas en cuanto a sus
personajes, pero no en alguno de sus motivos. En cada viaje hay algo que lo
hace profundo aunque no lo parezca.
La película
dirigida por Carlos Sorin no es para verla en cualquier momento, la historia
necesita una predisposición para poder disfrutarla. No pasa nada relevante para
el espectador, solo para cada uno de los tres protagonistas. El espectador es
un mero observador distante, no hay ninguna forma de entrar en la historia.
Estamos viendo desde fuera, a través de la ventana y eso es algo que puede
jugar en contra de Sorín, ya que por mucho que queramos empatizar con cada uno
de los personajes no se puede.
Carlos Sorín
intenta hacer una Odisea, una Ilíada, pero nada, se ahoga en la arena. Se queda
en una road movie donde los secundarios van pasando uno tras otro, no dejan
poso. ¿Quién se acuerda de la chica que lleva a Don Justo (Antonio Benedicti) El verdadero secundario de la historia es la Patagonia, San Julián, el paisaje,
la región, el desierto… Es el que acompaña a cada uno de los personajes. No les
abandona en ninguna ocasión.
Cada personaje que
inicia su camino a San Julián es un mundo aparte. Cada uno lo hace por
distintos motivos. Pero lo que le tira hacia abajo a la película es la falta de
equilibrió de peso entre las historias. La mayor parte del metraje está
repartido entre Don Justo y Roberto (Javier Lombardo), mientras que María
(Javiera Bravo) es el perosnaje que abre y cierra la historia. Es cierto que el
viaje de María es menos importante que el resto. Los dos hombres buscan a dos
seres queridos, Don Justo quiere encontrar a su perro y de paso recibir el
perdón, y Roberto quiere ver si esa persona a la que quiere le corresponde.
Sorín intenta hacer
de una historia sencilla una historia grande y eso es muy difícil. Pocos
directores lo han intentado y menos aún lo han conseguido.
Trailer
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