viernes, 11 de noviembre de 2011

Psicosis (1960)

Título: Psicosis (Psycho)
 
Sinopsis: Una joven secretaria, tras cometer un robo en su empresa, huye de la ciudad y, después de conducir durante horas, decide descansar en un pequeño motel de carretera regentado por un tímido joven llamado Norman. Todo parece normal y tranquilo tanto en el apartado motel como en la casa de al lado en la que viven Norman y su madre, pero las cosas no son lo que parecen.

Oh, we have 12 vacancies. 12 cabins, 12 vacancies. 

La película se ha convertido en un clásico del cine de terror y suspense, en parte gracias al guion de Joseph Stefano. Se basa en la novela del mismo nombre de Robert Bloch, que a su vez fue inspirada por los crímenes de Ed Gein, un asesino en serie de Wisconsin.



La película no es que sea de terror, sino más bien de suspense. Es ese tipo de películas que no te dejan estar tranquilo durante todo el metraje. Que estas incómodo mientras la ves y al final te deja ese regusto casi amargo casi dulce en la boca.

Hitchccock consigue crear un ambiente de suspense durante toda la película, desde que empieza hasta que acaba. No hay minuto en toda la película donde no este presente esa sensación incómoda. La música, de Bernard Herrmann, es una pieza fundamental dentro de la película para generar el suspense. ¿Quién no conoce la escena de la ducha?

Los primeros compases de la película. La huida de Janet Leigh después de robar los 40.000 dólares es espectacular. Como consigue el director, junto con la música y el montaje posterior de la cinta, crear de un simple viaje un momento de desasosiego en el interior del espectador, además jugando con todos los factores posibles.

A partir de la primera media hora es cuando empieza el meollo de la cuestión, cuando la protagonista, que no creo que sea tal, llega al motel. A partir de entonces los diálogos, la música, las sombras y el silencio empiezan a jugar con el espectador. De todos los factores dos son los más importantes: el silencio y la música. El silencio juega mucho, poder estar viendo una escena donde no pasa nada y hay un silencio mortal, consigue que nadie, ni el guionista este tranquilo (un ejemplo de esto es la película de los hermanos Cohen "No es país para viejos").

 

No quiero contar nada más, ya que todo lo que se diga a partir de la llegada de Janet Leigh al motel influye en como se ve la película. Disfrutarla, es un clásico que no se debe dejar de ver.



Fernando Serrano







La tan conocida escena de la ducha



No hay comentarios:

Publicar un comentario