Director: Philipp Kadelbach
Intérpretes: Volker Bruch, Tom Schilling, Katharina Schüttler
Sinopsis: La acción nos sitúa en el Berlín de 1941 y sigue las trayectorias de cinco entusiastas amigos alemanes, ansiosos de convertirse en héroes, que se reúnen una noche de verano para despedirse antes de marcharse a sus respectivos destinos. Ese día hacen todos la promesa de volver a reencontrarse después de la guerra. Pero la guerra que cambiará a Europa también los cambiará a ellos para siempre.
Resistes la tentación de ser compasivo
Dura,
sencilla y seria. Cinco amigos, cada uno con sus ideologías y formas de pensar.
Cinco jóvenes alemanes que vivirán la segunda guerra mundial,
un judío, dos hermanos que se alistan en ele ejercito, una que será
enfermera y otra que quiere ser la nueva Marlene Dietrich. Pero ante todo son
personas, seres humanos que vivirán el resto de sus vidas con los recuerdos
de una guerra.
Dos cosas destacan por encima de otra cosa en esta
miniserie. La primera es el planteamiento, es decir, ver la guerra desde el
lado alemán. Películas como El submarino, Stalingrado o La
cruz de hierro ya lo hicieron en su momento, pero aquí Kadelbach, el director, va
más allá porque dota de recorrido a los protagonistas. Todos viven la guerra,
todos ven la guerra y todos cambian con la guerra. Se nos muestra el lado
alemán, el lado orgulloso y vencedor que con el paso del tiempo ve que esa
Victoria Final no existe, es una quimera. Y hasta el más convencido ve que no
es así, ve que es imposible. El segundo aspecto que más me ha sorprendido de la
serie es como se trata todos los temas tabú: el nazismo, el odio hacia el
judío, la violencia de la Gestapo o SS, el comunismo, la violencia de los
partisanos… Todo está tratado con una “objetividad” (va entre comillas porque
es imposible lograrla) que es extraña en este tipo de contexto. Bien es cierto
que una de las tesis de la serie es que la guerra saca lo peor que lleva el
hombre dentro, el tiro en la nuca al comisario comunista (después de darle un
pitillo, como el teniente Speirs), el juego a dos bandas por parte de algunos
de los personajes, el trato a algunos sectores de la población, el batallón de
castigo nº 500, el asesinato del niño que huye, la paliza que le dan a Friedhelm (Tom Schilling) sus propios compañeros, son algunos de los ejemplos que hay.
Cada personaje hace algo malo y a partir de ahí intenta remontar el
vuelo. Un asesinato, una denuncia, una infidelidad, cualquier ejemplo sirve.
Pero no todos son así. Por ejemplo Friedhelm, el hermano pequeño, es un personaje
enrevesado, el más complicado. Empieza la guerra como alguien señalado por
cobarde. No quiere entrar en combate si no es necesario. Pero a medida que pasa
la serie se va transformando. Deja de ser pequeño, asustadizo, intelectual y
pasa a ser alguien que se adapta a las situaciones sin perder el norte. Sabe
que la guerra está perdida, que no hay posible salvación, pero sigue luchando
“no por la victoria, sino por el hombre al que tienes al lado”. Es un
superviviente nato, si hay que aliarse con la Gestapo para conseguir salir vivo
de la guerra, lo hace. Si hay que matar, mata. No lo piensa dos veces al
apretar el gatillo, como tampoco a quién apuntar. Wielhelm (Volker Bruch), su hermano mayor, no es
así. Empieza como oficial y acaba huyendo del horror. Se humaniza a lo largo
del conflicto, y lo hace arriesgando su vida, asumiendo que seguramente muera a
lo largo de la guerra. Cada cual tiene sus miserias, pero eso no hacen que no
crezcan. Cada cual sufre lo indecible, pierde seres queridos, su alegría, sus
esperanzas, pero no por ello dejan de crecer como personas. Pues lo último que
les puede quitar la guerra es su libertad.
Es una serie de guerra y no solo hay batallas, las hay pocas, son
pequeños enfrentamientos y están bien rodadas. Cámara en mano, con una
fotografía que me recuerda a la famosa serie de Spielberg y Hanks Band of Brothers. Todo es rápido, con
cambios de cámara para hacerlo más rápido y fluido. Sucio, triste, violento.
Pero si de violencia hablamos, los momentos más duros son los que no te
esperas. El tiro en la nuca que sabes que va a pasar y cierras los ojos. La
ejecución de la niña judía a sangre fría por parte del oficial de la Gestapo,
metes un salto en el asiento y se te encoje el corazón. La muerte de un soldado
que acaba de contar todas sus penas y con el que hemos empatizado. La caza del
pequeño “conejo” que huye de los alemanes. La ejecución en la horca de un grupo
de pueblerinos. El tiro en la frente, a una abuela, sin pensárselo al fallar en
un fusilamiento. Las violaciones que no falten tampoco. Como el papel del
Destino, a veces parece que juega con los cinco amigos y lo hace de forma
cruel. Es cierto que hay esto y mucho más, pero en la mayoría de las ocasiones
la elipsis está presente, en muchos momentos, pero no todos.
Pero no todo es violencia, también hay momentos de descanso, de
reflexión y de bondad. Charly (Miriam Stein), la enfermera, es la que más refleja esto.
Después de delatar a su ayudante judía, sabiendo que ha condenado a muerte a
una persona cambia y buscará reparar ese daño. Buscará conseguir que todos los
que le rodean sean felices, de ahí su amistad con una enfermera rusa, sus
enfrentamientos con Hildegard (Henriette Richter-Röhl), otra enfermera que la acusa de retrasar la victoria
final. Se nota que la guerra le ayuda a madurar, porque deja de pensar en la
ideología y empieza a pensar en las personas. Esta es otra de las tesis, pues
como dice uno de los personajes: “No es una guerra normal, sino de ideología”.
Unsere Mütter,
uniere Väter, que así se llama la serie (Nuestras madres, nuestros padres) habla de
esa generación, la de que fue luego padre o abuelo de la generación del director. Una
generación que perdió mucho y ganó poco. Habla sin tapujos, habla de alemanes
que son malos (habitualmente nazis) y de otros que son buenos, de partisanos
que odian, de rusos sin compasión y otros que si lo tienen. Del amor, de las
compensaciones amorosas, de la fidelidad a la palabra dada, de la coherencia
con lo que se piensa, de la compasión, de la locura que es algo como una guerra
que se sabe perdida pero no se quiere ver.
Trailer
No hay comentarios:
Publicar un comentario