lunes, 27 de agosto de 2012

Un dios salvaje (2011)

 Título: Un dios salvaje

Directo: Roman Polanski



Intérpretes: Jodie Foster, Kate Winslet, Christoph Waltz y John C. Reilly

Sinopsis: Adaptación de la obra teatral homónima de la autora francesa Yasmina Reza. La historia se desarrolla en Nueva York, los protagonistas son dos matrimonios que se reúnen, en principio de manera civilizada, para hablar de la reciente pelea que han tenido sus hijos en un parque. Pero el encuentro se complicará hasta límites insospechados.


Penelope, I believe in the god of carnage. The god whose rule's been unchallenged since time immemorial.

Un dios salvaje que esta en todas las personas y consigue que una conversación, una reunión que empieza con algo de buen pie y talante por ambas partes acabe de una forma desastrosa y terrible. Dos matrimonios discuten, se tiran trastos a la cabeza, se quieren, se respetan y se odian en algo así como 80 minutos.


La trama parece sencilla, una pelea de unos niños junta a los padres de ambos para tratar el asunto. Cuando acaban de redactar "el informe", ¿un café y un trozo de tarta? Aquí es cuando el Apocalipsis toma cuerpo y hace aparición a través de la puerta.

La película, y obra de teatro, hace una radiografía a la sociedad actual. A la máscara que formamos cuando estamos en sociedad. Los modales, los disfraces, pero eso no dura para siempre y como se ve a lo largo del metraje. Los dos matrimonios parecen majos, unos son más "pijos", tienen dinero y sus puestos de trabajo parecen más "dignos". Mientras que el otro es más humilde, los puestos de trabajo son más "normales". Estos últimos parecen que son más normales, pero a lo largo de la película se verá que no es así. Nadie es normal.


Yasmina Reza  (originalmente con la obra de teatro)  y Roman Polanski posteriormente en la película dan una visión de la sociedad, inmadura y egoísta, a través de las dos parejas. Los diálogos, afilados y directos, representan como la sociedad de hoy en día no sigue un patrón de conducta coherente. Cada uno habla y habla. Pasan de un tema a otro de forma automática. Dejan de hablar de los pasteles, pasan al perfume, vuelta a los pasteles, después sobre cisternas de baños, sobre medicamentos... 

De los cuatro personajes, interpretados por cuatro pesos pesados (entre los cuatro suman cuatro Oscars) me quedo con el de Christoph Waltz. Cada vez que aparece en escena, con cada palabra que pronuncia, y pocas son para decir bonito, lo borda.



Fernando Serrano

Trailer





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