miércoles, 4 de mayo de 2011

De dioses y hombres (2010)


Director: Xavier Beauvois
 

Sinopsis: A finales del siglo pasado, en un monasterio situado en las montañas del Magreb, ocho monjes cistercienses viven en armonía (suena cursi pero es así). Pero una ola de violencia y terror, a causa de un grupo de terrorista integristas, se apodera lentamente de la región. A pesar del creciente peligro que los rodea y de las amenazas de los terroristas, los monjes deciden quedarse y afrontar la situación.

Ganadora del Premio del jurado de Cannes. 3 premios y 11 nominaciones en los premios Cesar. Nominación en los BAFTA, en los Premios del Cine Europeo y en Independent Spirit Awards, todos en la categoria de Mejor Película Extranjera. Y ganadora del premio NBR a Mejor Película Extranjera. Solamente le falta algún Oscar para completar esa vitrina que tiene.

La película puede plantear un problema: uno lee las reseñas y piensa: "tiene pinta de entretenida, monjes terroristas. Segurmante tenga un ritmo bueno". Esto es parte de ese pequeño problema.
La otra parte es que
cuando uno ve la película con ese planteamiento solamente tiene dos opciones: me corto las venas con el bonobus o disfruto de ella y libero mi mente de ideas que me hice antes de verla. El metraje es relativamente largo, 122 minutos, de los cuales solamente hay de acción un 20% del total. El resto son cosas que pueden considerarse superfluas pero que en el fondo perfilan los personajes, la situación, el ambiente, el lugar donde se desarrollan los acontecimientos...
Los monjes, protagonistas de la historia, son hombres de apie, normales, de carne y hueso. Su forma de ser va evolucionando a lo largo de la película. Hablo de la comunidad como un solo personaje porque simplemente actúan de forma conjunta a pesar de tener sus diferentes características cada uno. Todos tienen miedo, piensan en la actuación que finalmente toman, saben como pueden acabar y aceptan esa situación, dificilmente y con rescollos cada uno pero la aceptan.

La película trata dos situaciones en el mismo plano, puede que hasta tres. La primera situación es la planteada de la Comunidad Cisterciense. La segunda es la situación del pueblo que se encuentra al lado del monasterio. Un pueblo musulmán que ve con buenos ojos al monasterio y esa visión es recíproca por parte del los monjes. La convivencia entre monjes y argelinos es pacifica y amistosa. Sin monasterio, dicen los argelinos, no habría pueblo: "vosotros sois la rama (refiriéndose a los monjes) y nosotros los pájaros. Sin rama a dónde iríamos". 

Y el tercer problema o situación es el del terrorismo. En este caso lo trata como la herramienta para el desarrollo de la historia y para mostrar a los personajes y su evolución. No se trata de un terrorismo que este presente de forma explicita durante toda la película. Más bien aparece en contadas ocasiones, la primera con gran fuerza, mediante acciones muy rápidas. Mientras que en el resto ocasiones aparece de forma implícita con referencias en los medios de comunicación o conversaciones entre los personajes.

Otro punto fuerte de la película es la fotografía, es increíble. La verdad es que te deja con la boca abierta durante toda la película. Uno de los momentos donde se ve esto es en las distintas reuniones que tienen los monjes a lo largo de la trama. El director juega con primeros planos y un movimiento de cámara (panorámica y travelling lateral, depende de la situación) para mostrar los diferentes rostros que enseñan, sacan al exterior lo que sienten y piensan en ese momento. La escena más característica es la última cena, tanto como la última que se ve en la película como en su significado dentro de la historia. Está cena tiene de especial que la banda sonora en esta escena es "El lago de los cisnes" y la pone uno de los monjes en un radiocassete y toman vino, cosa que no aparece en ninguna de las comidas anteriores.





"Bella, sombría y rigurosamente inteligente" (A. O. Scott: The New York Times)

"Beauvois cuenta admirablemente (...) no hace trampas en esta fábula moral, no fuerza el sentimentalismo (...) sales conmovido con la historia de estos religiosos. Palabra de agnóstico." (Carlos Boyero: Diario El País)

"Con los modos de un gran drama clásico (...) de la película, tersa, en ocasiones demasiado morosa, pero también recorrida por un hálito de tierno humanismo, emerge toda una lección de convivencia social y religiosa" (M. Torreiro: Fotogramas)



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