Director: Kathryn Bigelow
Intérpretes: Jeremy Renner, Anthony Mackie y Brian Geraghty
Sinopsis: En Irak, una unidad de artificieros norteamericanos actúa en una caótica ciudad donde cualquier persona puede ser un enemigo y cualquier objeto, una bomba. El jefe del grupo, el sargento Thompson, muere en el transcurso de una misión y es sustituido por el impredecible y temerario sargento William James. Cuando falta poco para que la brigada sea relevada, el imprudente comportamiento de James hará que dos de sus subordinados, se planteen seriamente el riesgo que corren.
This box is full of stuff that almost killed me.
Bigelow consigue con esta película una cosa muy difícil, que es enganchar al público a la trama a través de la tensión que se palpa en cada fotograma. ¿Quién iba a decir que una película de artificieros iba a ser tan amena?
La historia es sencilla. El día a día de una unidad de artificieros del ejército americano que le falta poco tiempo para volver a casa. La unidad la componen el sargento primero James (interpretado por Jeremy Renner), el sargento Seanborn (Anthony Mackie) y el especialista Eldridge (Brian Geraghty). Cada uno tiene sus historias y sus problemas. Esto hará que a lo largo de la historia sus relaciones vayan variando. Lo único que comparten es que ninguno está del todo bien de la cabeza.
Bigelow trata de narrar el día a día, casi en clave documental un drama bélico. Es peculiar que al ser una película bélica, y un buen drama, la directora no se posicione ni a favor, ni en contra del conflicto, por lo menos no parece mostrar su propio punto de vista. Lo que muestra es la tensión y la adrenalina que se dispara en cada misión que los protagonistas tienen que realizar.
Esa adrenalina que se dispara en los protagonistas de la película se contagia al espectador. Llega hasta el limite de que de vez en cuando se relaja, porque sino el espectador no podría aguantar la película entera, con escenas del campamento base.
Lo que también muestra la directora es la dualidad, los dos polos, del mundo militar y el mundo civil. Este último es frío, cotidiano, sin emoción.
Un drama en forma de documental. Con grandes momentos donde la tensión y la adrenalina salen de la pantalla y llenan toda la sala.
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